ÁBRASE EL MILAGRO
Lentamente,
para que suceda el día y su
pureza,
con sus alhajas de luz
tatuando destellos en la
piel,
ábrase el milagro
y nutra las heridas del
silencio.
Calque deliciosas citas,
siempre esperadas,
y el verbo sea corriente lúcida
por la que vibren labios
como fuentes en plena
madurez.
Reniegue el soplo más tierno
del golpe decisivo
que rompe sintonías de carne,
y deja en su rúbrica
un rastro de vida no
consumada.
Desgarros y agonías caigan
al pozo custodiado por rosas
de óxido.
¡No más ceniza en las arterias!
¡No más luz coagulada!
Nazcan suspiros
en las coordenadas del deseo,
unifiquen huellas
que aprendieron de todas sus
muertes.
¡Rosales y vides canten
el ritual sagrado de la unión!
¡Venga el amor
para morir en él, beso a
beso!
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