PROHIBICIÓN
No prohíbas, mundo, el juego de mi suerte.
Déjame amanecer en ojos de paloma, o pez,
elegir el elemento y la forma,
el camino que vaya o venga.
No me arropes cuando desee el frío,
aunque tirite mi sueño
y mi voz se endurezca como estalactita.
No impidas convertir mi sensatez en aventura,
mi insensatez en trinchera,
sin llanto, sin bandera blanca.
Déjame ser quietud, movimiento circular,
línea recta, mendiga o soberana.
Necesito desordenarme y ordenarme
transparente, vivaz, desfallecida...
Nada sabré de mí, sino me hundo en mis pasos,
me disuelvo en lo que no seré
y me reinvento en lo que ya fui.
Deja, mundo, que el espejo no sea mi enemigo.
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