Voy tras el cortejo
que enlaza pedernales
y los enternece,
como nudo de seda
que no esclaviza.
Cada gota
de sándalo que fluye
-sin alharacas-
me llena de imágenes
fantásticas,
que sólo el anhelo forja.
Hago
malabares con la niebla.
Me reclamo en huellas
lejanas a mi piel.
Elijo
estambres de mudanzas,
a flor de luna,
recreando un éxtasis
bello, artificial.
Espectros de rosas
degusto con ahínco,
perdida en ti,
perdida en mí.
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