Me
marcho.
Sí,
me marcho con mi maleta de sueños,
mis
heridas abiertas en sal,
mis
libros enmohecidos,
mis
palabras rotas por la polilla.
Me
marcho
porque
ya la noche se hace un nudo
en
cada latido desfigurado,
porque
un silencio tras otro
colma
los estantes del cautiverio,
porque
han caído demasiados soles
en
una lluvia de luz muerta.
¿No
veis el corazón de estas manos
gimiendo
sangre dormida ?
¿
No sentís el temor oscuro
dormitando
en mi garganta?
No
me sujetéis,
no
detengáis este impulso,
no
le pongáis calificativo,
ha
de ser como es:
libre
de todo y de nada.
Si,
me marcho,
me
marcho de mí
para
ir de nuevo a encontrarme.
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