Tiempo
apresado en cálices.
Paralelos
espacios están
y
no están,
se
confunden,
se
miran,
se
dicen poemas sin palabras.
Melancolía
a ratos
sentada
en la tercera espina,
desasistido
clamor
de
leves ademanes que venero.
Una
campana deja de tañer
hacia
dentro.
La
pendiente pende aún más
de
paréntesis heridos.
Es
y no es el suave volar
de
pensamientos sin vuelo
y
el eco que repite:
te
amo
te
amo.
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