Florecía
la luz
y
nuestros dedos rechazaban a la lluvia.
El
principio nos visitaba
con
su alarde de pétalos y violines.
Era
momento de abrir sensaciones,
beber
cada sorbo de sutileza
y
entregarnos al sol
como
dos sembradores de caricias.
El
corazón se nos llenó de abriles
y
nos ahogamos en perfume;
no
quedó espacio para respirar nieve
ni
entender el ciclo del árbol.
Ahora,
aspiramos magnolias secas
y
engañamos a la vida.
Precioso! con muy sugerentes y conseguidas metáforas. Me quedo con los dos últimos versos.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu excelente hacer poético, amiga. Besos. María
Muchas gracias, querida María. Es un honor sentir tu presencia en mis letras.
ResponderEliminarBesos, mi poeta