viernes, 14 de marzo de 2014

ELLA





















Con el desgarro de sus violetas
compuso un himno,
catapulta para su llanto.

Era tanto el dolor de sus rejas,
que apacentaba horas
por si encontraba un resquicio
para hermanarse con lo azul.

Eje de todos sus mundos clausurados,
dulcificaba el hambre
con un ramo de besos en mejillas
de ángeles diminutos.

¡Cuánta ternura se cernía en sus telas
de flores maniatadas, 


¡Cuánto amor predicaba en el desierto,
respondiéndole otra herida¡

Paz en su guerra.
Estandarte carcomido por la necesidad,
en la envoltura amarga
dibujó el sol que no conocía
y lo nombró custodio de revelaciones.


Abrazó la libertad cuando sus estigmas
se convirtieron en alas
y aprendió a respirar el aire
que olvida y perdona.









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