Los días se ordenan por suspiros
y exhiben en sus huesos cualidades efímeras.
La razón se sobrecoge cuando una estalactita
prende en los ángulos de nuestro reino.
Se nos muere una mirada cada segundo;
el rubor de la luna no disipa nuestra palidez
y en ánforas suaves donde guardamos vino
sólo quedan palabras de humo.
¿Qué movimiento hará del presente añoranza ?
¿Hacia dónde ha de ir nuestra cadena de besos
para que una furia de lágrimas no los desate ?
Un sueño se cubre de nieve
cuando el temor parpadea con su brillo artificial.
Diciembre atraviesa el corazón de los pájaros
y cada gota de sangre es una flor dormida.
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