lunes, 11 de mayo de 2015

ME DISTE A PROBAR






















Me diste a probar vino macerado
con todos los estíos
que cabían en tus manos vivaces.

Se fundieron tu impaciencia
y mi espera,
sin ningún detonante capaz de enturbiar
el mutuo reconocimiento.

Ocho dígitos sonaron
en la frecuencia sensible,
motivando cada trocito de felicidad,
sin censura.

El  sentimiento creció
y fuimos acumulando memoria,
por si la tormenta,
por si las ramas sin pájaros…

De aquellas instantáneas pervive
un recodo a salvo de inclemencias
y el hechizo instalado en el presente
como dueño y señor de mis torres partidas.




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