martes, 8 de abril de 2014

DESNIVEL






DESNIVEL

Se nubla mi corazón
cuando el remolino de la costumbre
me regala tardes con ojeras,
y el pomo más débil
abre desiertos que eran cisnes.
 
Admiro a la gacela cuando salta
sobre un hervidero de púas
y el monte la premia,

mientras me reclino en un desnivel
de salitre ajusticiado.

¿ Por qué desmorona el templo ?


Nunca dañé la suave obra,
porque mi norte era musgo
y mi locura fervor en eco sostenido.

¡Ah! aquél tiempo múltiple
cuando prometías a mi impaciencia
un alazán y dos anillos de fuego.


¡Ah! tus amapolas contra mis liras,
en un asalto de azúcar...

Muere el acróstico desgastado,
el resto, todavía sin pulir,
pide un abecedario de plata
para rejuvenecer alcobas y calmar 
la sed,  esta sed de fecundidad.













No hay comentarios:

Publicar un comentario