domingo, 6 de abril de 2014

MIRADA
















Una mirada caída en la tristeza
conoce el vapor de cada luna,
lo absorbe como suspiro tierno
que desplaza su elipse.

Silenciosa sobrevive
en rojos aleteos internos, esfera
de lo oculto que perfora y a la vez nutre
una soledad no concebida
en su refugio de madreselvas.

Su delgado brillo emana
oraciones al pie de la elegía;
pide por luciérnagas oscuras,
por brotes sin manos,
por el invierno,
por sus niñas rotas...

Una mirada,
en la noche, de todas las noches,
se hace cómplice de pájaros,
ama y se miente
cuando un nombre se posa
en el volumen de su levedad.

Una lágrima dignifica
el dolor de una mirada.




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